
Por Eloy Viera Cañive (El Toque)
HAVANA TIMES – “La victoria genera victoria”. El presidente cubano, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, se regocijó, luego de anunciar que el incendio en el Puerto de Superpetroleros de Matanzas -que se había desatado 5 días antes-, ya estaba bajo management.
Desde la primera noche de este desastre (5 de agosto de 2022), la jefa del Partido Comunista en Matanzas, Susely Morfa, y quienes la acompañan, restaron importancia a este hecho. Ese día, el representante del partido -famoso por haber histéricamente declaró que había pagado su boleto para ir a la Cumbre de las Américas en Panamá, 2015-, pidió la confianza de la gente y anunció que la situación sería controlada.
Sin embargo, Susely no tenía la menor thought de las implicaciones reales del incendio, como se demostró más tarde. El desastre de Matanzas ha expuesto una vez más a los burócratas cubanos. Está probado que su “confianza en la victoria” es sólo un disfraz de su negligencia.
A pesar de esta diarrea verbal, la victoria anunciada por Díaz Canel, que Susely Morfa sostiene con las manos en alto mientras buscan los restos de 14 bomberos calcinados, ni siquiera es pírrica (una victoria ganada a un precio muy alto). Cuba no ha ganado nada más que experiencia con el incendio en la instalación de almacenamiento de petróleo. Si uno mira la disaster y la historia del modelo de gestión del Gobierno cubano, se ve que ni siquiera tiene resguardos para que esta experiencia se traduzca en acciones reales que impidan que algo comparable suceda en el futuro.

No hay victoria en Matanzas, solo un fiasco. los resultados hablan por si mismos. Al menos 17 muertos y más de 120 heridos, incluido el ministro de Energía y Minas. Las proporciones del desastre ambiental como consecuencia del incendio aún no se han determinado. El fuego destruyó la mitad de los tanques más grandes que albergaban el único depósito de su tipo en Cuba.
Estas cifras no se comparan con desastres similares que se han utilizado en comparación para reducir la magnitud del incidente y resaltar la respuesta del gobierno cubano a las disaster de emergencia.
René González Sehwerert, uno de los Cinco Cubanos procesados en EE. UU. y luego declarado Héroe de la República de Cuba, ha dicho que aquellos “que disfrutan hablando tonterías” deben saber que EE. UU. tardó seis días en extinguir el incendio en ITC Deer. Park, un área química industrial en Houston.
Este argumento ha sido multiplicado por quienes apoyan al Gobierno cubano, como medio para justificar los problemas con los que se encontraron al tratar de manejar un desastre como el de Matanzas. Sin embargo, más allá de la comparación entre la magnitud de estos dos incidentes (ocho tanques quemados en el ITC que contenían productos más volátiles además del petróleo, como nafta y xileno), el argumento de René González es contraproducente y revela muy poco respeto por la vida humana. González y quienes usaron la thought para defender la respuesta del Gobierno al incendio, olvidan mencionar que ni una sola persona resultó muerta o lesionada como resultado del incidente del ITC.
Al contrario, es probablemente el espíritu triunfalista de los líderes cubanos lo que los llevó -aún sabiendo que no tenían los recursos- a minimizar el desastre, manteniendo en el terreno a personas innecesarias y enviando bomberos, con más ganas que técnica. , para extinguir el primer camión cisterna en llamas.
Sin una victoria actual a la vista, el Gobierno necesitaba contar una historia diferente. Dirigiendo nuestra atención al heroísmo de los líderes y bomberos que han tomado medidas contra el incendio que se desató. Desvían la atención de las personas de las causas con esta epopeya, así como su incapacidad para prevenir desastres o manejarlos mejor cuando ocurren.
En los días posteriores se hizo un llamado a no politizar el desastre y sus efectos, a no exigir responsabilidades hasta después de que se resuelva la disaster y a centrarse únicamente en las víctimas. Sin embargo, la realidad es que nunca es un buen momento para que los ciudadanos hagan demandas al Partido Comunista. Siempre llega el momento en que ellos (el Partido) creen que es el momento adecuado, y muchas veces nunca llega.
Por ejemplo, los ciudadanos han exigido cifras reales y para identificar a los desaparecidos o confirmar su muerte. Algunos portavoces oficiales han culpado a las familias de las víctimas por la demora. Sin embargo, mientras el Gobierno cubano guarda silencio, algunos familiares de las víctimas han salido a la calle para expresar su dolor y exigir que rindan cuentas los responsables de la muerte de sus seres queridos. En especial, los familiares de los jóvenes reclutados para el Servicio Militar Obligatorio, que probablemente fueron enviados a combatir el histórico incendio, sin recursos ni preparación.
Los que sufren y exigen respuestas no son herméticos ni opacos. Esto es el totalitarismo cubano en su máxima expresión. La desaprobación expresada por los familiares de las víctimas es también un rechazo a la impunidad del gobierno.
El lenguaje victorioso, la manera deliberada y privilegiada de poner toda la atención en el heroísmo de los bomberos y autoridades, pidiendo a la gente que se enfoque en el hecho y no en las causas y posibilidades reales de que esto vuelva a ocurrir, ha sido un mecanismo que el socialista cubano El gobierno se ha empeñado una y otra vez en extender la impunidad que les permite sobrevivir.
Impunidad que no es solo particular person, sino de todo el sistema. No están tratando de proteger a tal o cual persona con esta estrategia, sino todo un sistema que es incompatible con la competencia.
Se buscó la impunidad del gobierno cuando Díaz-Canel dijo que se estudiarían “sucesos” del accidente aéreo de 2018. En ese momento, dijo que podría dar “toda la información que necesita”. Sin embargo, cuatro años después, los cubanos siguen esperando TODA la información prometida por el presidente. Estamos a la espera de información que quizás no va más allá del escaso informe inicial sobre el desastre publicado por el Gobierno cubano, que atribuye toda la responsabilidad a la tripulación del avión. Sin embargo, no ahonda en quién fue el responsable de que el Gobierno cubano alquilara un cuestionado avión de una empresa como International Air.
Cuba había recibido desde 2010 un consejo, “que dejara de operar vuelos chárter” en aeronaves de International Air por fallas e irregularidades, informó el diario mexicano. Milenio. Las fallas e irregularidades reportadas por el private de la aerolínea antes y después del accidente aéreo, incluyendo la falta de mantenimiento de la aeronave y la capacitación insuficiente de los pilotos.
Los cubanos también estamos a la espera de conocer a la persona que se encargó de indemnizar a los familiares de las víctimas y la forma que tomó esa indemnización. Una pregunta importante que surge de las denuncias de la única sobreviviente del accidente, quien expresó las dificultades que atraviesa para tener acceso a los recursos y medicamentos que necesita para mantener su calidad de vida.
Pero si poco sabemos de lo ocurrido en 2018, mucho menos sabemos de los resultados de la investigación sobre la explosión en el Lodge Saratoga, ocurrida apenas unos meses antes del incendio de Matanzas.
El lenguaje y la propaganda victoriosa de los líderes cubanos, que es más bien un reflejo de la lógica satisfacción que se puede tener al saber que se ha puesto fin a una pesadilla, lo que creo es otra muestra de la alienación en la que viven y la impunidad de la que gozan. Enajenación que les lleva a confundir el alivio con la victoria y una impunidad que les permite venderla porque saben que no tienen nada que perder -ni en la política, ni en el Código Penal-, con los muertos y heridos derivados de su deficiente gestión.
No hay victoria en las acciones del Gobierno. Al menos no para los ciudadanos cubanos. La gente no sale ganando en este tipo de desastres. La experiencia nos ha enseñado que los desastres disminuyen aún más los pocos derechos que aún le quedan a los cubanos. Las personas tienen derecho a estar informadas y no sólo a recibir las opiniones oportunistas del Gobierno cubano. Las personas tienen derecho a estar informadas porque los desastres en Cuba y su administración han demostrado que el conocimiento es cada vez menos un lujo y más una cuestión de supervivencia.