Emocionada de saber que el tribunal calificó su tesis como excelente, dijo a Prensa Latina que logró un sueño desde niña, convertirse en profesional en la tierra de sus padres, quienes viven en el país escandinavo desde hace 30 años.
Dijo que sus padres también le sugirieron estudiar en Cuba, donde se forman los mejores médicos del mundo y donde los avances científicos la distinguen en muchas áreas, agregó la joven que acaba de cumplir 27 años.
A los 19 años regresó a la patria que apenas recordaba, no hablaba español, tuvo que obtener la ciudadanía cubana y el ingreso a la universidad, todo lo superé, paso a paso, mi corazón iba de una emoción a otra, sobre todo cuando compartida con los jóvenes cubanos, afirma.
Durante la pandemia tuvo una labor destacada en la zona roja, en la misma universidad, montada como un hospital alternativo, fue la experiencia más grande porque significó luchar por la vida de los demás, explicó.
Los dos años del Covid-19 dejaron en Vera una huella muy positiva en su formación, la profesionalidad del private de salud, la solidaridad humana y ver como las máximas autoridades del país buscaban alternativas para ganarle terreno a la pandemia.
Estudiar en Cuba no fue una aventura, me lo dictaba mi corazón y mi sangre cubana, aunque me gusta experimentar, hacer las cosas en beneficio de los demás, agrega, quien ahora está pensando si hacer su especialidad en Sancti Spíritus o en otro país.
Me siento un promotor de los avances médicos de Cuba, de sus logros, como adelantarse al mundo con la creación de vacunas contra las pandemias. Cuba vive y vivirá en mi corazón, resumió.
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