Con casi el 67% de los votos a favor, los cubanos han dicho un “sí” masivo a la reforma del Código de Familia, convirtiendo a la isla en el país número 34 en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo en el mundo.
El referéndum destinado a promulgar un nuevo Código de Familia -el más progresista jamás visto en la isla- recolectó un 66,87% de votos a favor, según los resultados finales anunciados el 26 de septiembre de 2022 por el Consejo Nacional Electoral.
La participación también fue masiva, situándose en el 74,01% de los inscritos.
El nuevo código, que deroga el anterior que databa de 1975, ahora legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo, autoriza la adopción de niños por parejas del mismo sexo y da luz verde a la gestación subrogada para todas las parejas.
El texto, ampliamente respaldado por el gobierno, outline ahora el matrimonio como “la unión de dos personas”, e introduce la posibilidad de reconocer padres y madres distintos a los biológicos.
“Se ha hecho justicia. […] Se trata de saldar una deuda con varias generaciones de cubanos, cuyos proyectos familiares llevan años esperando esta ley”, se regocijó Miguel Díaz-Canel, el jefe de Estado cubano. “A partir de hoy seremos una mejor nación”, agregó.
Resultados que no sorprenden, dado el bombo mediático organizado por el ejecutivo varias semanas antes de las elecciones: spots publicitarios en radio y televisión, vallas publicitarias pregonando la “diversidad”, manifestaciones a favor del “sí”, no se dejó nada al azar –con los contribuyentes dinero – para influir en la elección de los votantes.
Hasta que la propia sobrina de Fidel Castro, Mariela Castro, puso todo su peso en la balanza para asegurar el triunfo de una reforma contra la que esta vez la Iglesia, esta vez, no ha podido hacer nada. En 2018 y 2019 el episcopado había logrado hacer retroceder el poder en un primer proyecto para reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, denunciado como parte del “colonialismo ideológico”.
La política de ateísmo de estado, implementada por Fidel Castro desde 1959 hasta la década de 1990, aún tiene una influencia duradera, permitiendo la secularización acelerada del estado insular: en 2015, mientras el 60 % de los cubanos se declaraba católico, solo el 5 % practica la fe de su bautismo…