LA HABANA (AP) — Legnis Cala Massó se quita con cuidado el collar y sonríe mientras su entrenadora desliza sus brillantes guantes de boxeo rojos sobre sus uñas de punta francesa.
La boxeadora de 31 años balancea su cuerpo nervudo hacia el ring y golpea a su compañera boxeadora, también una mujer joven, con una serie de puñetazos, tal como lo ha hecho innumerables veces antes.
Hoy es un día que ha estado esperando desde que comenzó a boxear hace siete años.
Las autoridades cubanas anunciaron el lunes que las boxeadoras podrían competir oficialmente después de décadas de restricciones, aunque aún no confirmaron si eso se llevaría a un nivel profesional como lo fue con los boxeadores cubanos a principios de este año.
Aún así, despertó la ilusión en mujeres como Cala Massó que llevan años luchando por ser reconocido.
“Decir que el boxeo no es para las cubanas, ese siempre ha sido el problema”, dijo, apoyada en el costado de un ring de boxeo azul en el centro de La Habana. “Donde estamos ahora, nunca pensamos que llegaríamos aquí”.
Cuba es conocida mundialmente por el boxeo, hogar de muchos boxeadores masculinos legendarios -entre ellos Félix Savón, Teófilo Stevenson y Julio César La Cruz- y poseedor de decenas de medallas olímpicas en este deporte.
Pero la isla también ha generado controversia al no permitir que las mujeres compitan, a pesar de permitirles hacerlo en otros deportes de contacto como el taekwondo y la lucha libre.
Tal vez más notablemente en 2009, el ex entrenador en jefe del equipo masculino de Cuba, Pedro Roque, le dijo a un grupo de periodistas que “las mujeres cubanas están ahí para mostrar sus hermosos rostros, no para recibir golpes”.
Period un sentimiento que Cala Massó y otras mujeres que han abrazado el deporte han rechazado en su intento de cambiar las reglas.
Cala Massó comenzó a boxear en La Habana con solo una mujer más, pasando largas horas entrenando a pesar de ser rechazado por muchos entrenadores y cuadriláteros. Con el tiempo, el interés por el boxeo entre las mujeres no ha hecho más que crecer.
En la mañana de este lunes, funcionarios del Instituto Nacional de Deportes de Cuba, INDER, anunciaron en conferencia de prensa que a mediados de diciembre realizarán una competencia de 42 boxeadoras para elegir a 12 atletas para un equipo femenino.
El equipo, dijeron, competirá en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en El Salvador, su primer debut internacional. La competencia será un primer paso hacia los Juegos Olímpicos de 2024 en París. A las mujeres se les permitió boxear por primera vez en los Juegos Olímpicos de 2012.
Cala Massó, que ahora entrena con otras cinco mujeres, espera que la decisión signifique que su comunidad solo crezca.
El anuncio se produce poco después de que los boxeadores cubanos regresaran en mayo a México, con boxeadores masculinos compitiendo profesionalmente, y cobrando, por primera vez desde que el gobierno comunista prohibió los deportes profesionales hace 60 años. Fue un gran cambio en un país donde los atletas, a saber, los boxeadores y los jugadores de béisbol, se van regularmente a buscar cheques en otros lugares.
En el futuro, una vez que se forme el equipo, esas mujeres también podrían competir potencialmente en una capacidad profesional, dijeron funcionarios del INDER.
En tanto, aseguraron que las boxeadoras cubanas podrán entrenar en polideportivos estatales a partir de enero.
Emilia Rebecca Hernández, del INDER, dijo que los cambios permitirán que “las atletas cubanas puedan subir al lugar que les corresponde, justo al lado de los hombres”.
Sin embargo, Hernández, quien habló brevemente, fue la única mujer en un panel de funcionarios masculinos que dijo que su demora en permitir que las mujeres practicaran el deporte se debió a que tenían que investigar “los riesgos que podían correr las mujeres”.
Las mujeres usarán relleno adicional, dijeron.
Sin embargo, para Giselle Bello García, de 22 años, quien boxeó junto a Cala Massó después de haber comenzado a boxear solo un año antes para hacer ejercicio, dijo que la noticia les ofrece la oportunidad de demostrar de qué están hechos.
“Tengo una nueva esperanza de vida, porque mi vida ha cambiado. A partir de ahora, me voy a centrar únicamente en el boxeo”, dijo. “Quiero que toda mi vida, hasta mi muerte, esté conectada con el boxeo”.
“Tengo que ser la mejor”, agregó.
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La corresponsal en La Habana Andrea Rodríguez contribuyó a este despacho.