LA HABANA (Reuters) – Rider González ayuda a administrar una pequeña cafetería en el centro turístico de La Habana, un desafío en un país donde los productos básicos de las cafeterías como la leche y la harina son escasos, a veces incluso imposibles de encontrar.
Pero últimamente, cube, la caída del peso cubano -que esta semana cayó a un mínimo de 30 años en el mercado casual, según el rastreador en línea independiente El Toque- ha convertido incluso el menú easy de la tienda en un rasguño.
González debe comprar ingredientes en pulperías que venden en dólares, pero cobra en pesos a sus clientes. A medida que el peso se debilita, necesita más para comprar la misma cantidad de ingredientes, por lo que debe subir los precios.
“Todos los días tenemos que imprimir nuevos menús (con los nuevos precios)”, dijo González a Reuters mientras su café se preparaba para abrir una mañana temprano esta semana. “Nuestros clientes, por supuesto, no están contentos”.
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No se suponía que fuera de esta manera. A principios de agosto, el gobierno cubano reabrió las casas comerciales cerradas durante casi dos años a ciudadanos y turistas, a un precio favorable a la par del próspero mercado negro, una medida que, según dijo, ayudaría a estabilizar el peso.
“El Estado debe restablecer el management del tipo de cambio”, dijo el ministro de Economía, Alejandro Gil, al momento del anuncio. “Defenderemos nuestra… tasa de 120 pesos por dólar”.
El mercado negro, sin embargo, no se ha dejado influir.
El jueves, el peso se debilitó a 155 por dólar, informó El Toque, su punto más bajo desde el llamado “Período Especial” en Cuba, la profunda depresión económica que siguió al colapso de 1991 del ex benefactor de la Unión Soviética.
“El precio de un dólar es el precio al que lo encuentras, no el que el gobierno quiere imponer”, dijo Ricardo Torres, economista cubano radicado en Estados Unidos. “La realidad es que el gobierno no ha resuelto los problemas de fondo”.
Torres cube que una emigración récord de cubanos -más de 180.000 llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México el año pasado- es un issue extraordinario que impulsa la caída dramática del peso.
Si cada uno de esos inmigrantes necesitaba unos conservadores $8,000 para hacer ese viaje, eso representa más de $1,400 millones en demanda de dólares, al menos parte de los cuales probablemente se compraron en el mercado negro en Cuba, dijo Torres.
“Ese es dinero que se fue todo junto, esa gente compró moneda en Cuba, moneda que ya escaseaba, y se la llevaron”, dijo.
Esos dólares no se están reponiendo, dijo, porque el turismo, las exportaciones y las remesas, fuentes clave de los dólares que tanto necesita Cuba, no han logrado recuperarse a los niveles previos a la pandemia, bajo la presión de las continuas sanciones de EE. economia world.
Los cubanos no han tenido más remedio que comerciar con dólares en el mercado negro desde 2020, después de que el gobierno cerrara sus casas comerciales para frenar la pérdida de divisas necesarias para comprar bienes fuera de Cuba.
Luego de que el gobierno reabriera el mercado cambiario formal el mes pasado, se formaron largas filas en muchas casas de cambio, conocidas por sus siglas CADECA, para aprovechar las tasas inicialmente favorables.
Desde entonces, las filas se han acortado, en parte debido a la todavía limitada disponibilidad de efectivo.
Moisés González, un pintor y escultor que esperó en una fila de unos 80 cubanos a principios de esta semana en una CADECA en el exclusivo barrio de Vedado, fue uno de los afortunados.
La oportunidad de intercambiar legalmente, cube González, “es mucho mejor porque no tenemos que correr riesgos en el mercado negro”.
Otros, sin embargo, como Julio César, un guía de turismo de 36 años sin trabajo durante meses en medio de la escasez de visitantes extranjeros, no tienen forma de ganar dólares y deben sobrevivir con los pocos pesos -cada día vale menos- que puede reunir.
Para él, la lección de la creciente disaster cambiaria es clara.
“El que no tiene divisas en Cuba está jodido”.
(Reporte de Dave Sherwood y Reuters TV; Editado por Alistair Bell)
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