LA HABANA, 22 in the past (Reuters) – Para aquellos que buscan pruebas de que incluso una inversión extranjera modesta puede ayudar a impulsar a los emprendedores en ciernes de Cuba, no busquen más que el negocio de frutas secas de Óscar Fernández en La Habana.
Gracias a un préstamo de $40,000 del exterior, la empresa acquainted, registrada el año pasado después de un cambio en las reglas del gobierno que autorizó a las pequeñas empresas, actualizó equipos antiguos con hornos de deshidratación de última generación y una máquina empacadora.
“Teníamos diez productos, ahora tenemos 50”, dijo Fernández a Reuters. “Estamos produciendo diez veces la cantidad que producimos el año pasado”.
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Pero el verdadero sueño de Fernández, asociarse con un inversionista extranjero y abrir una fábrica completa, aún no es posible bajo las estrictas regulaciones de la Cuba comunista. Al igual que otros empresarios, espera que el gobierno promulgue más reformas para estimular la economía moribunda.
Esa esperanza no carece de alguna base.
El gobierno dijo el mes pasado que estaba revisando “siete proyectos de inversión extranjera en empresas privadas”, informaron medios estatales.
El gobierno aún no ha detallado esos planes, pero el presidente Miguel Díaz-Canel, quien asumió el cargo en 2019 después de seis décadas de gobierno de los Castro, ha criticado los “dogmas, obstáculos y autolimitaciones” de la economía.
Golpeada también por las sanciones generales de EE. UU. y la pandemia, la economía se desplomó casi un 10 % durante 2020-2021 y ha tenido problemas para revivir.
Las opciones dentro de los límites actuales de la economía dominada por el estado y casi en bancarrota son pocas, según economistas consultados por Reuters.
El gobierno ya descartó renunciar a su monopolio sobre el comercio exterior, y los empresarios apuestos esperan poder participar en el comercio exterior fuera del management estatal.
Ha aflojado algunas restricciones en torno a la inversión extranjera en los sectores mayorista y minorista, que los economistas con los que habló Reuters criticaron como demasiado poco para marcar una diferencia. Lee mas
Dalieny Ortega, propietaria de un servicio de lavandería, habla con sus empleados en La Habana, Cuba, 17 de agosto de 2022. REUTERS/Alexandre Meneghini
“El gobierno debe ser más versatile”, dijo el economista cubano Omar Everleny. “Tienen que permitir el comercio exterior directo y cualquier monto de inversión, en cualquier rubro”.
El gobierno cubano ha respondido repetidamente a tales comentarios afirmando que debe proceder con cautela para garantizar que el capitalismo no se convierta en una fuerza que pueda amenazar la naturaleza socialista del sistema.
Dalieny Ortega, propietaria de un servicio de lavandería para empresas, dijo que estaba negociando equipos con una empresa española de equipos de lavandería industrial y dijo que tal vez en el futuro podrían formar una empresa conjunta.
“La legalización de la inversión extranjera nos permitiría ir más allá en el futuro y sentarnos con los proveedores o con diferentes empresas y poder firmar legalmente los contratos necesarios”, dijo.
AUGE DE LAS PEQUEÑAS EMPRESAS
Las empresas de Fernández y Ortega son dos de más de 4.500 pequeñas y medianas empresas autorizadas desde que el gobierno revocó el año pasado una prohibición vigente desde la década de 1960, legalizando la empresa privada.
El nuevo sector, con unos 70.000 empleados, ha crecido rápidamente a pesar de las sanciones y normas estadounidenses que prohíben a los empresarios realizar comercio exterior independiente y recibir inversión extranjera a cambio de acciones en sus negocios.
John Kavulich, jefe del Consejo Económico y Comercial EE.UU.-Cuba, que favorece la inversión directa en el sector privado, dijo que el gobierno cubano debería mantenerse al margen de los inversores extranjeros o arriesgarse a un mayor estancamiento.
“Imagínense al gobierno nacional revisando cada microinversión como lo hacen ahora con las empresas estatales”, dijo, advirtiendo que eso solo “mataría la gallina de los huevos de oro”.
Fernández, de la compañía de frutas secas, dijo que la reciente señal del gobierno sobre permitir la inversión extranjera period motivo de optimismo, sin embargo.
Su empresa todavía se encuentra en el sótano de la casa de su familia, pero ahora tiene una tienda y está creciendo, empleando a 18 personas, en comparación con solo un puñado el año pasado.
“El sector privado en pequeña escala está demostrando ser muy dinámico, y la suma de todas estas actividades puede generar un impacto económico muy positivo”, dijo.
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Información de Marc Frank y Anett Rios, edición de Dave Sherwood y Rosalba O’Brien
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