José Camilo Cateura Díaz, un niño cubano que enfrenta un caso agravado de cáncer de sangre, se sienta en una camilla en el Instituto de Hematología e Inmunología en La Habana, Cuba.
Judith Díaz Valentí
Después de una espera aparentemente interminable, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) otorgó la libertad condicional humanitaria a José Camilo Cateura Díaz, un niño cubano de 11 años que tiene leucemia y necesita tratamiento en Miami.
La agencia recibió el caso de Milo, como cariñosamente lo llama su familia, en octubre, pero no fue sino hasta el miércoles 21 de diciembre que le concedieron la visa.
Milo se encuentra en el Instituto de Hematología e Inmunología de La Habana, donde tuvo que recibir una transfusión de plaquetas para estabilizarlo antes del viaje.
La condición de Milo empeoró durante el largo proceso de inmigración, que duró casi dos meses.
“Pensé que iba a ser rápido; que saldría del hospital de aquí directo al hospital de allá”, dijo la madre del niño, Judith Díaz Valentí.
Durante ese tiempo, el niño tuvo que someterse a tres tratamientos radicales para contrarrestar el avance acelerado de la enfermedad. Los fuertes medicamentos hicieron que Milo sangrara por la boca y la nariz.
El caso de Milo cumplió con los requisitos de emergencia para ser manejado con celeridad, dijo la abogada de inmigración Zulimary Maymi-Serrano, intermediaria authorized entre la familia y la agencia estadounidense.
A pesar de que el tiempo de espera promedio es de 90 a 120 días, según la agencia, la abogada dijo que cree que los casos de emergencia similares al de Milo deberían resolverse antes.
“Aunque el caso de José Camilo se resolvió de manera expedita, es un caso que se debió manejar aún más rápido para preservar la integridad y salud del niño”, dijo Maymi Serrano.
El oncólogo Guillermo R. De Angulo, quien lo recibirá en el Nicklaus Kids’s Hospital de Miami, cube que la espera puso en peligro la vida del niño.
“La resistencia de la enfermedad aumenta. Esa es la preocupación que uno tiene cuando todo lleva su tiempo”, dijo el physician.
Una vez que llegue a Miami, Milo se someterá a pruebas que ayudarán a identificar un tratamiento específico.
Se espera que entre en remisión en aproximadamente un mes. Luego estará preparado para un trasplante de médula ósea en unos tres meses.
El niño viajará al sur de Florida con su padre, Jesús Cateura, quien lo ha acompañado durante sus tratamientos en La Habana porque es quien “logra disimular un poco mejor” la tristeza de ver a su hijo pasar por procedimientos dolorosos. Un tratamiento reciente se hizo sin anestesia porque no había más en el hospital, según su familia.
Su madre se quedará en Cuba con su hermano. A pesar de estar feliz de que se aprobara la libertad condicional humanitaria de Milo, admite que tiene miedo de la separación que les espera. Ella habla de llevarle comida a su cama de hospital, conseguir sondas y medicinas de otros países y otras cosas que ha hecho por su hijo.
“Me dicen que ahí es diferente, que no debo preocuparme, pero es difícil imaginar algo diferente a lo que has vivido toda tu vida”, dijo.
Esta historia fue publicada originalmente 22 de diciembre de 2022 22:58.