Si hay un tema que siempre está en la enviornment pública cubana —por razones más que sobradas— es el tipo de cambio casual del dólar y la subida galopante de los precios en los mercados, incluidos los estatales. Pero, ¿por qué tanta preocupación? Muy sencillo, porque está relacionado con el poder adquisitivo de la población, que cada día se cut back más; basta con mirar los precios de hoy y compararlos con los de meses anteriores.
Sin embargo, la complejidad de la economía cubana en la actualidad y las diferentes distorsiones que existen en ese contexto nos dificultan dar una respuesta única para este escenario.
Precisamente una de las dificultades de la economía cubana es que la producción de bienes, tanto industriales como agrícolas, sigue siendo muy baja, es decir: el país sufre carencia de bienes necesarios para el consumo. Las 63 medidas agrícolas no han dado la respuesta prevista, entre otras razones, porque aún no se ha transformado el sistema agrícola, ha faltado insumos agrícolas, ha habido dificultades con la mano de obra, no se ha pagado a los productores agrícolas por las cosechas anteriores, y es uno de los sectores donde menos se ha invertido en los últimos años.
A esto se suma la reducción de las importaciones de pollo desde Estados Unidos, entre otras causas por la forma de pago derivada de la precise bloqueo y la suba de precios, aunque ninguna causa pesa tanto como la disaster de liquidez externa que atraviesa el país.
Remesas han sido un paliativo en la vida de una parte de la población, que es minoritaria. Sin embargo, el resto de los trabajadores asalariados sin vinculación a esa fuente de ingresos ven cada día cómo se pierde el poder adquisitivo de sus salarios, elevados en enero de 2021 y luego considerados adecuados según las estadísticas que las propias autoridades se basaron para definirlos. Se indicó entonces que la canasta de bienes y servicios necesarios se podía adquirir con 1 528 pesos cubanos (CUP); pero tiempo después se cambió a más de 3.500 CUP. Hoy, la realidad ha demostrado que ese dinero es más que insuficiente para garantizar una alimentación adecuada a una familia cubana según sus necesidades, y mucho menos a la población pensionada.
Es curioso observar cómo en la última reunión del Consejo de Ministros celebrada estos días se informó que existen más de 400 empresas estatales con pérdidasde los cuales más del 90 por ciento pertenecen a las industrias agrícola, azucarera o alimentaria.
De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en lo que respecta al producto interno trimestral de 2022, en el segundo trimestre la agricultura presentó un indicador negativo de -7,4%, mientras que la industria manufacturera lo hizo en -15,1%; electricidad, fuel y agua al -15,4%.
Por tanto, hasta ahora, a corto plazo, lo que se denomina “Reorganización” ha hecho ha sido desordenar aún más la economía, y el mayor costo lo está pagando la familia cubana que depende del trabajo asalariado, pero también la sociedad en basic.
Entonces, ¿qué han hecho al respecto todos los actores económicos, cualquiera que sea su forma de propiedad? Han querido reajustarse por la vía de la subida de los precios de los alimentos, con lo que intentan reducir la pérdida de “ingresos”. Así, los precios en el mercado aumentan porque también aumentan los precios de sus importaciones, ya que hemos visto que en un escenario de reducción de insumos nacionales, las importaciones han sido decisivas; pero esa dinámica sigue encareciendo la vida de los cubanos.
Sin embargo, también en condiciones de no competencia, donde una sola empresa nacional acapara ciertos servicios, como es el caso de los servicios telefónicos, o cadenas de tiendas con un solo responsable de las mismas, como GAESA, and many others., se imponen precios, “o Tómelo o déjelo.” Eso es precisamente lo que se puede ver en las recientes subidas de precios de los alimentos, en las que no me voy a extender específicamente, pero ha sido así, por ejemplo, el queso gouda se vendía en redes estatales por debajo de 30 en moneda libremente convertible y ha superado el 50 Barrera de divisas libremente convertibles.
En otras palabras, los precios de los alimentos son altos, y no creo que controlarlos sea el mecanismo eficiente para modular su aumento desmedido, pero si esto va a ser así, se debe comenzar con los precios de las tiendas en moneda libremente convertible, y luego se pasa a otras formas de propiedad, porque se tiende a culpar sólo a los mercados de la libre formación de precios, —lo que no quiere decir que estén absueltos del análisis—, y a otros fenómenos como los acaparadores, que surgen precisamente porque de la escasez existente.
La información sobre inflación ofrecida por la ONEI en su boletín “Índice de Precios al Consumidor” del mes de agosto indica que en relación al impacto en la variación mensual por división de consumo, las tres divisiones que mayor incidencia tuvieron en agosto 2022 fueron: Alimentos y Bebidas no alcohólicas (56,39%), Restaurantes y Hoteles (15,90%) y Transporte (13,54%). Si observamos el gráfico a continuación, se demuestra el ritmo galopante de los precios:

*Subtítulo:
Gráfico: Comportamiento del IPC mensual
IPC (2010=100)
22 de diciembre 22 de enero 22 de febrero 22 de marzo 22 de abril 22 de mayo 22 de junio 22 de julio, 22 de agosto 22 de septiembre 22 de octubre 22 de noviembre
Ante este escenario, el tipo de cambio de la moneda casual es un indicador que ha servido de referencia ante estas distorsiones de precios, especialmente para el sector no estatal. Ya se sabe que el Estado ha tratado de corregir ciertas distorsiones en ese mercado a través de la compra y venta de divisas por parte de las Casas de Cambio (CADECA), pero los volúmenes ofrecidos a la población son insuficientes para prevenir o mitigar cualquier tendencia en los tipos de cambio informales. .
¿Por qué la población adquiere divisas en los mercados informales y en CADECA?
- Ante la falta de productos vendidos en CUP, se compra moneda libremente convertible para acceder a las tiendas estatales que ofrecen estos productos.
- En el caso de los empresarios del sector privado, se adquieren divisas para salir al exterior a fin de comprar los insumos necesarios para su actividad que no pueden adquirir en el país, y que el Estado no vende en la cantidad que necesitan.
- Se compran divisas para pagar a ciertos proveedores, que exigen el pago en esas monedas, no en moneda libremente convertible en los bancos cubanos, sobre todo por temor a que las transferencias no se realicen en tiempo adecuado.
- Por particulares que necesitan viajar por turismo, o hacer compras para abastecerse de determinados bienes que demanda la población, no sólo alimentos.
- Emigrar.
Entonces, en esos mercados se empieza a combinar el nivel de especulación y realidad, donde se fija el tipo de cambio casual; el Estado ha fijado un tipo de cambio específico, pero los montos que maneja no son suficientes para estabilizar los tipos de cambio informales y acercarlos a los que maneja. Lo curioso es que se mantienen los fines de compra.
Como no existe una institución cubana que sirva de referencia para este mercado casual, muchos de los involucrados utilizan la tasa de cambio que ofrece un medio como El Toque, que, más allá de debatir si es sólido o no, hasta el día de hoy es el que existe. Y sucede que la gente ha intercambiado en el mercado casual no necesariamente a los precios que El Toque ofertas, pero sus tasas especulativas han servido de referencia.
Debo señalar que el tipo de cambio propuesto por el Estado fue tomado en un momento en que el tipo de cambio ofrecido por El Toque period muy comparable: 120 CUP por un dólar. Es decir, period como estaba el tipo de cambio en el mercado casual en ese momento: muy lejos del tipo de cambio oficial existente, que period de 24 CUP.
Independientemente de la típica especulación de este tipo de cambio casual, la gente empezó a demandar cada vez más divisas en los últimos meses, pensando que como la tendencia period que la moneda nacional siguiera depreciándose, una forma de protegerse period mantener los ahorros en un lugar más fuerte. moneda, y eso fue lo que condujo a más demanda que oferta de esas monedas. Por lo tanto, siguió una espiral cada vez más fuerte, donde la moneda nacional se depreció a 200 CUP por dólar. Todo esto se suma a que los empresarios necesitan comprar insumos en el exterior dadas las limitaciones de producción del país, ya la apertura del Estado para que estos actores puedan importar sus insumos sin muchas restricciones.
¿Qué ha pasado en los últimos días de octubre? El peso cubano ha comenzado a apreciarse frente al dólar, alcanzando un precio de 160 CUP por dólar, lo que puede deberse a una serie de factores, entre ellos precisamente el especulativo; también porque los mercados CUP están desabastecidos, y por lo tanto parte de las remesas se están moviendo no al mercado CUP —excepto los agrícolas—, sino a las compras en línea, que están apareciendo vertiginosamente. Se debe, de igual manera, a que los ingresos de los trabajadores estatales se han reducido, lo que hace que aunque quieran adquirir dólares o moneda libremente convertible, estos no les alcanzan, y que hay noticias difusas sobre futuras medidas para frenar la emigración de cubanos.
Pero lo actual es que las dificultades de la economía, en lugar de mejorar, se han agravado recientemente, lo que significa que no hay mucha oferta en moneda nacional, e incluso se espera que los precios sigan subiendo, como la carne de cerdo, que ya se está vendiendo. a 380 CUP la libra. Entonces, si el valor del dólar ha bajado, ¿por qué no se ha reflejado en la caída de los precios en Cuba?
Muchos empresarios reportan haber comprado moneda libremente convertible por 190 CUP para realizar ciertas importaciones. Por ello, sus precios de venta estaban relacionados con esa tasa, por lo que no pueden bajar dichos precios hasta que recuperen el costo de las divisas adquiridas para comprar sus insumos, es decir, en esos casos hay un tiempo que no es lineal. Estos empresarios tienen razón, pero en la lógica in style no se entiende que, mientras baja el tipo de cambio casual, los precios se mantienen o suben.
Se está tratando de retomar viejas medidas para controlar los precios o evitar que sigan subiendo, que incluso incluyen decomisos y multas a los infractores. Hay que recordar que esto ya se ha hecho, y que si se hace en exceso, el mercado se irá a la clandestinidad, los productos escasearán o no se cosecharán, como sucederá en la agricultura. La única medida eficaz, y el tiempo lo demostrará, es desatar los nudos que siguen afectando a la agricultura y la industria cubanas para que aumente la producción de bienes que tanto necesita la población.